El espectáculo folklórico ‘Alboreá, rondas de boda’ se reestrenará el próximo 30 de octubre en el teatro Las Vegas, de Villanueva de la Serena, justo cuando se cumplen veinte años de su estreno.

Transcurridas dos décadas desde el estreno, los mismos cantantes, músicos y bailarines que formaron parte del elenco quieren reencontrarse y en el mismo teatro  "Las Vegas" de Villanueva de la Serena en el que se gestó y estrenó, presentarán a las 20.30 horas ‘Alboreá en el recuerdo’, dirigido igualmente por Manuel Canseco.

Fue en noviembre del año 1990 cuando se estrenó  ‘Alboreá, rondas de boda’ el primer espectáculo de folklore integral de Extremadura coprocucido por el Centro Dramático y los grupos Cogolla de Villanueva de la Serena, Manantial Folk de Madrigal de la Vera y el cantaor cacereño Niño de la Ribera.

Este espectáculo, sin precedente alguno y con gran repercusión, estuvo de gira durante dos años por las principales ciudades de la región,  en el teatro Bellas Artes de Madrid en la primavera de 1991 y en ciudades como Zamora , Valladolid o en Trujillo el día de Extremadura de 1992.

‘Alboreá en el recuerdo’ es una selección de escenas, sin perder la esencia del argumento original y mostrando la riqueza de vestuario y la puesta en escena de entonces. El acto contará además con la actuación del coro Arte Vocal como grupo invitado y ganador del primer premio nacional de coros.

El precio de las entradas es de 5 euros y se podrán adquirir en la taquilla del teatro en venta anticipada el sábado día 23 desde las 12,00  a las 13,30 horas y el viernes 29 desde las 19,00 a las 21,00 horas.

‘Alboreá, rondas de boda’ se estrenó en 1990 con guión que Eduardo Acero que sirvió de argumento para desgranar en el escenario los momentos vividos por una pareja de jóvenes enamorados, desde que se conocían hasta la celebración de su matrimonio, en la Extremadura de finales del XIX y principios del XX.
Al riguroso estudio etnográfico del que se partió se sumaron por una parte las interpretaciones musicales de romances, jotas, fandangos, rondeñas y los palos autóctonos de nuestro flamenco y de manera inseparable las coreografías tradicionales y las creadas para el espectáculo.

Todo ello se envolvía con un rico vestuario y una puesta en escena que trasladaban al espectador tanto a un amanecer de siega, como a una noche de ronda o a la intimidad de la alcoba de los recién desposados.